La huelga del 54 en Honduras, una lucha genuina de 69 días


Tatiana Paz:
En Honduras se recuerda hoy el inicio del movimiento más grande que han realizado los obreros.

El ferrocarril nacional era el medio de transporte de los trabajadores, un ícono de la época dorada de las bananeras.

Las marchas de los trabajadores en los 50 tenían motivaciones gremiales y no inducidas por movimientos políticos externos.
San Pedro Sula, 
Honduras

El primero de mayo de 1954 estalló la voz de unos 30 mil trabajadores hondureñoscansados de los maltratos y que estaban dispuestos a defender su dignidad.


Aunque entre 1870 y 1953 los obreros de los sectores bananero y minero ya se habían rebelado porque eran explotados, las protestas no tuvieron ninguna trascendencia.
Fue hasta la huelga de 1954 que la presión sobre el Gobierno y los empleadores se hizo sentir dando inicio a la etapa sindical y gremialista en el país.
La historia laboral narra que en la década de los 50 las compañías bananeras Tela Rail Road Company y la Standard Fruit Company tenían un poderío económico e influencia en la vida de los hondureños, pero las condiciones para los trabajadores eran inhumanas. 
En el gobierno de Juan Manuel Gálvez se creó la Dirección General del Trabajo y se estableció la jornada laboral de ocho horas diarias y el pago de horas extras; pero en los campos bananeros nadie vigilaba que esos derechos se cumplieran.
Fue por tal razón que el escritor Ramón Amaya Amador, quien trabajó en los campos como regador de veneno, sacó a la luz la explotación de la que eran víctimas los obreros en su libro que llamó “Prisión Verde” haciendo alusión a las bananeras, razón por la cual tuvo que salir exiliado del país.
69 días de lucha
Fue ese Primero de Mayo del 54 en el marco del Día Internacional del Trabajo que en La Lima, Tela y Puerto Cortés hubo grandes desfiles de jornaleros que reclamaban el pago doble de su salario porque habían trabajado durante la Semana Santa. Asimismo, se armaron de valor y demandaron mejores condiciones laborales.
Al tercer día, el movimiento había crecido y los obreros en El Progreso también se unieron a las manifestaciones. Las operaciones en las compañías bananeras estaban paralizadas completamente.
El 10 de mayo se integró el Comité Central de Huelga integrado por César A. Coto, Juan B. Canales, Manuel Sierra, Gabriel David, Francisco Ríos, Iván Cañas, Óscar Gale Varela, Cruz Meléndez, Jaime Cabús, Guillermo Rosales, Tomás Montoya y Marcos Santos.
El pliego de peticiones fue presentado el día siguiente a las compañías bananeras y contemplaba 30 demandas.
Las más importantes: aumento al salario, abolición del trabajo por contrato, pago directo por la compañía y sin intermediarios, el mejoramiento de los servicios de salud, abolición de los despidos sin causa justificada, jornada máxima diurna de ocho horas y pago de horas extras y una jornada nocturna que no excediera las seis horas.
Además, demandaron vacaciones con goce de salario, transporte ferroviario, viviendas adecuadas para los trabajadores y una jubilación remunerada.
La Tela Rail Road Company no reconocía el Comité Central de Huelga y a 25 días después las negociaciones no iniciaban. El presidente Gálvez tuvo que intervenir. Nombró una comisión mediadora, pero aún no había avances. Se notó intransigencia de parte de miembros del Comité de Huelga influidos por el PRH (Partido Revolucionario Hondureño) que desde Guatemala estaban recibiendo mensajes para continuar la lucha y que no se finalizara mediante diálogo.
Las negociaciones se rompieron. Se eligió un segundo comité el 12 de junio en una asamblea en la que participaron dos mil trabajadores en el parque central de El Progreso.
Por Tela representó a los obreros Raúl Edgardo Estrada, Henry Sheran, Rafael Alberty, René Valladares y Luis F. Guerra. De La Lima surgieron los representantes Jesús Valencia, José Cubas Gross, Carlos Coello y Alberto Díaz Zelaya. De El Progreso, Arnulfo Espinoza, Sabas Lilio Pineda, Francisco Cardona y Rufino Sosa y de Puerto Cortés, Céleo González, Israel Orellana y Carlos Ramírez. Algunos de ellos sobreviven.
Se reanudaron las negociaciones con la participación de la comisión mediadora. El 30 de junio se firmó el Contrato Colectivo que fue clave para que el 7 de julio  finalizara la huelga tras 69 días.
Aunque los trabajadores no fueron complacidos totalmente, obtuvieron lo más importante como aspectos salariales, servicios de transporte, salud y educación para los hijos, así como la reducción de las jornadas laborales. Más adelante surgieron las organizaciones sindicales para mantener vigilancia sobre los derechos de los trabajadores. La iniciativa tuvo la oposición de las compañías bananeras.
El 28 de agosto en la Municipalidad sampedrana se celebró el primer congreso de delegados de todos los centros de trabajo de la Tela Rail Road Company, creándose el Sitraterco (Sindicato de Trabajadores de la Tela Rail Road Company). Tras crearse otros sindicatos que luchaban de forma aislada y acudían en busca de apoyo al Sitraterco, los líderes Óscar Gale Varela y Céleo Gonzales consideraron crear un organismo para aglutinar a todos los sindicatos.
Fue así que en los días 27 y 28 de abril de 1957 se celebró en Tela la primera asamblea general y se firmó el acta constitutiva de la Fesitranh (Federación Sindical de Trabajadores Norteños de Honduras).
A la fecha no se ha registrado en el país otro movimiento reivindicador de tal magnitud, aunque, según las organizaciones, siguen violándose los derechos laborales en muchos centros de trabajo en todo el país. 
“Antes éramos más beligerantes”: Galdámez
 Armando Galdámez, exsecretario general de las organizaciones laborales Sitraterco Fesitranh , señala que la huelga del 54 abrió las relaciones entre trabajadores y la empresa y por eso se considera el mayor evento social reivindicativo que ha existido en Honduras.
Señaló que en la actualidad la explotación laboral sigue siendo igual porque hay empresas que violan los derechos del trabajador; aunque hay mayores espacios de diálogo.
“Nos hemos medio culturizado, antes éramos más beligerantes y ahora se busca más el diálogo. Muchas empresas son más receptivas, cada quien guarda sus reservas. Se han modernizado las formas de entenderse”, asegura. Reconoce que desde 1954 algunos dirigentes tienden a ser más agresivos para reclamar al Gobierno, pero no para actuar.  “De repente es la situación económica y esa corrupción que está en todos niveles del país, los obreros no somos la excepción y algunos son objeto de prebendas”, admitió.
Agregó que actualmente se está viendo mayor beligerancia obrera, y que de continuar la inconformidad podría surgir un movimiento fuerte como el de la década de los 50. 
“Se está viendo un creciente descontento. La situación nos está llevando a ponernos más enfadados, antes las manifestaciones solo eran el 1 de mayo, ahora se ven más seguido. La situación no está bien para el país tal es el caso del retiro de programas del Gobierno de Estados Unidos y se debe a la corrupción. Nadie está seguro porque gente que hablaba con la verdad, como  Alfredo Landaverde , son asesinados”, apuntó.

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